REDESCUBRIMIENTO DE LA TUMBA DE ANASTASIO AQUINO
El connotado historiador Julio Alberto Domingo Sosa, con su obra, Las Tribus Nonualcas y su caudillo Anastasio Aquino, ganó el Primer Premio en el segundo certamen regional de los Juegos Florales de Zacatecoluca, en 1962. La obra fue publicada por el Ministerio de Educación en 1962, y se agotó en los primeros días de haber salido de imprenta, sin embargo, las autoridades educativas salvadoreñas desde entonces se han negado a su reimpresión, por ser una investigación seria que pone al descubierto las causas fundamentales del levantamiento indígena liderado por el caudillo Anastasio Aquino. Sin embargo, la obra fue publicada por la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), en Costa Rica, en 1984. Después de haber estado la obra de Julio Alberto Domínguez Sosa, "sepultada" por casi cuarenta y cinco años, la Universidad Francisco Gavidia publicó en 2006 esa investigación, como un aporte a la promoción de la investigación de las raíces históricas salvadoreñas y al conocimiento de uno de los hechos indígenas que forman parte de la identidad nacional salvadoreña. Oscar Martínez Peñate, escritor, politólogo y Director Ejecutivo de UFG Editores, ha realizado una investigación fotográfica que tiene como respaldo la investigación que llevó a cabo Domínguez Sosa, logrando redescubrir la sepultura donde se encuentra el cuerpo decapitado de Anastasio Aquino, en el Cementerio General de la ciudad de San Vicente. El cuerpo de Anastasio Aquino fue enterrado el mismo día de su fusilamiento en cementerio de forma anónima, para que nadie le rindiera tributo ni se acordara de él ni de su gesta libertaria. No obstante, un pequeño grupo de vicentinos dirigidos por el Lic. Alberto Orellana y el Dr. Raymundo Rodríguez, que ocupaban el cargo de presidente y secretario respectivamente del Patronato Cultural Vicentino, ubicaron la sepultura, develaron una placa y un pequeño monolito, el 21 de julio de 1984, que durante siglo y medio se mantuvo alejado del conocimiento público el lugar del descanso postrero del protagonista principal de los hechos de 1833. El Salvador, lamentablemente en esa fecha se encontraba en pleno conflicto armado, y el frente de guerra de la zona paracentral del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), lo denominaron Frente Paracentral "Anastasio Aquino", así es que el monolito y la placa fueron destruidas a los pocos días de su colocación, y volvió la sepultura del caudillo a estar en el anonimato. Martínez Peñate, redescubrió la tumba de Anastasio Aquino, el 19 de mayo de 2006, después de haber pasado ciento setenta y tres años en el anonimato. La tumba se encontraba en el absoluto abandono, si alguna vez fue pintada, no se sabe, por los años de estar en el anonimato, pero parecía que nunca había sido cubierta con pintura, solo era una plancha sucia de cemento, rodeada de maleza, sin ninguna placa o inscripción. La limpiaron, desyerbaron y pintaron para luego ponerle la inscripción: “ANASTASIO AQUINO: CAUDILLO DE LAS TRIBUS NONUALCAS”, seguida de su fecha de nacimiento y muerte. Ante tan importante suceso, se realizó un evento para destacar y festejar el hallazgo, invitando a representaciones indígenas, dirigentes obreros, campesinos, estudiantes y personalidades. Cuando los cientos de personas llegaron al cementerio y vieron la tumba del héroe nacional, muchos lloraron de alegría ya que por fin se ha encontrado el lugar donde está sepultado uno de los mejores hombres de El Salvador.
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