sábado, 11 de julio de 2009

LÀPIDA DE ANASTASIO. CALZADA CON SAN PEDRO NONUALCO

REDESCUBRIMIENTO DE LA TUMBA DE ANASTASIO AQUINO

El connotado historiador Julio Alberto Domingo Sosa, con su obra, Las Tribus Nonualcas y su caudillo Anastasio Aquino, ganó el Primer Premio en el segundo certamen regional de los Juegos Florales de Zacatecoluca, en 1962. La obra fue publicada por el Ministerio de Educación en 1962, y se agotó en los primeros días de haber salido de imprenta, sin embargo, las autoridades educativas salvadoreñas desde entonces se han negado a su reimpresión, por ser una investigación seria que pone al descubierto las causas fundamentales del levantamiento indígena liderado por el caudillo Anastasio Aquino. Sin embargo, la obra fue publicada por la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), en Costa Rica, en 1984. Después de haber estado la obra de Julio Alberto Domínguez Sosa, "sepultada" por casi cuarenta y cinco años, la Universidad Francisco Gavidia publicó en 2006 esa investigación, como un aporte a la promoción de la investigación de las raíces históricas salvadoreñas y al conocimiento de uno de los hechos indígenas que forman parte de la identidad nacional salvadoreña. Oscar Martínez Peñate, escritor, politólogo y Director Ejecutivo de UFG Editores, ha realizado una investigación fotográfica que tiene como respaldo la investigación que llevó a cabo Domínguez Sosa, logrando redescubrir la sepultura donde se encuentra el cuerpo decapitado de Anastasio Aquino, en el Cementerio General de la ciudad de San Vicente. El cuerpo de Anastasio Aquino fue enterrado el mismo día de su fusilamiento en cementerio de forma anónima, para que nadie le rindiera tributo ni se acordara de él ni de su gesta libertaria. No obstante, un pequeño grupo de vicentinos dirigidos por el Lic. Alberto Orellana y el Dr. Raymundo Rodríguez, que ocupaban el cargo de presidente y secretario respectivamente del Patronato Cultural Vicentino, ubicaron la sepultura, develaron una placa y un pequeño monolito, el 21 de julio de 1984, que durante siglo y medio se mantuvo alejado del conocimiento público el lugar del descanso postrero del protagonista principal de los hechos de 1833. El Salvador, lamentablemente en esa fecha se encontraba en pleno conflicto armado, y el frente de guerra de la zona paracentral del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), lo denominaron Frente Paracentral "Anastasio Aquino", así es que el monolito y la placa fueron destruidas a los pocos días de su colocación, y volvió la sepultura del caudillo a estar en el anonimato. Martínez Peñate, redescubrió la tumba de Anastasio Aquino, el 19 de mayo de 2006, después de haber pasado ciento setenta y tres años en el anonimato. La tumba se encontraba en el absoluto abandono, si alguna vez fue pintada, no se sabe, por los años de estar en el anonimato, pero parecía que nunca había sido cubierta con pintura, solo era una plancha sucia de cemento, rodeada de maleza, sin ninguna placa o inscripción. La limpiaron, desyerbaron y pintaron para luego ponerle la inscripción: “ANASTASIO AQUINO: CAUDILLO DE LAS TRIBUS NONUALCAS”, seguida de su fecha de nacimiento y muerte. Ante tan importante suceso, se realizó un evento para destacar y festejar el hallazgo, invitando a representaciones indígenas, dirigentes obreros, campesinos, estudiantes y personalidades. Cuando los cientos de personas llegaron al cementerio y vieron la tumba del héroe nacional, muchos lloraron de alegría ya que por fin se ha encontrado el lugar donde está sepultado uno de los mejores hombres de El Salvador.

EN EL PARQUE. FTE. ALCALDÌA

viernes, 10 de julio de 2009

EL CAÑON DE TEPETITAN

EL CAÑON DE TEPETITAN

EL CAÑON DE LA REVOLUCION
En la dirección del Complejo Educativo Pedro Pablo Castillo de la ciudad de Tepetitán, en San Vicente, se encuentra la que se considera una pieza de gran valor histórico: el cañón con el que Anastasio Aquino peleó en algunas de sus batallas.

El cañón, al que le falta un parte del tubo para disparar, ha estado en ese centro escolar desde 1982, cuando unos maestros lo encontraron botado cerca del parque junto a otros objetos.

Según averiguaciones de los docentes, el cañón estuvo en poder de la defensa civil durante el conflicto armado, pero antes había sido propiedad de diferentes personas de la localidad.

Miguel Ángel González, uno de los profesores que lo encontró, asegura que los más ancianos del pueblo cuentan que el artefacto fue abandonado por Aquino cuando en febrero de 1833, y después de permanecer durante unos días en Tepetitán, tuvo que huir con sus seguidores.

Agregaron que el cañón tiene historia en esa localidad y que en la alcaldía municipal que fue quemada durante la guerra había documentación que así lo establecía. Para los habitantes de Tepetitán no existe ninguna duda de que este cañón fue el compañero de lucha del indio Aquino y lo consideran una verdadera reliquia.

Según el director del complejo educativo, Guillermo González, universidades del país y del extranjero los han visitado para ver el objeto, e incluso han querido llevárselo, pero ellos no lo han permitido.

El indio Anastasio Aquino llegó a la población de Tepetitán el 16 de febrero de 1833. Allí fue proclamado “comandante general de las armas libertadoras” y también proclamó su decreto de Tepetitán, en el que regulaba el homicidio, el robo y la vagancia, y que tenía un apartado destinado a la protección de las mujeres.

Aquino llegó a Tepetitán después de haber saqueado San Vicente y haberse coronado rey de los nonualcos en la iglesia El Pilar. Las autoridades lograron reunir un ejército para enfrentarlo, y huyó a Santiago Nonualco. Fue capturado el 23 de abril, juzgado y condenado a muerte.